21 mar 2010

Nueva mudanza

Mi gato y yo nos mudamos a un nuevo apartamento en wordpress. Espero que os guste

21 feb 2010

Día de difuntos


Me he desvelado pensando en sus labios. Tiene unos labios lo suficientemente carnosos como para no dejar de mirarlos, aunque sea de reojo, mientras me habla y sonríe, mientras me cuenta sus problemas o me hace bromas y me provoca una risa en los míos. También me ha desvelado su mirada, unos ojos color almendra, redondos, penetrantes, que no paran de hablarme de otras cosas, distintas, a la de sus labios. Estoy intentando recordar sus manos, cuadradas, juguetonas, masculinas, inaccesibles, que sin previo aviso me acarician, al despiste. Mi gato está ahora en el hueco que ha dejado mi cuerpo en mi cama, aún caliente, y me mira con ojos inquisitivos porque desconoce sobre lo que escribo, pero lo intuye. Lo jodido del caso es que él está en otra cama y con otro cuerpo, que no es el mío. Enamorarse en el día de difuntos es una verdadera putada.

11 feb 2010

Suposiciones

Supongo que está en casa esperando. Supongo que está sentado frente a la pantalla del ordenador, escribiéndome un mensaje, sin saber muy bien qué decir. Supongo que mientras tanto suena una de las canciones que escuchamos juntos la noche en la que compartimos tanto. Puedo suponer que incluso contiene el aliento, mira por la ventana, da un paseo hasta la cocina y coje una cerveza del frigorífico, haciendo tiempo, buscando las palabra, mirando la pantalla del móvil cada pocos minutos. Supongo que le gusto, que espera con avidez que aparezca cada tarde como conectada en su lista de contactos. Supongo que duda en tomar la iniciativa porque aquel día me mostré altiva, arrogante, e incluso algo borde. Supongo que tiene razón y que no sé como hacerle cambiar de idea. Supongo que sus amigos me juzgan como aquella que les va a complicar a todos la vida. Supongo que me gusta lo suficiente como para dar un paso más e implicarme, incluso dejarme llevar y no pensarlo todo tanto. Supongo que nadie está preparado para el futuro. Hace tiempo que todos sabemos que las certezas andan todas borrachas, perdidas o muertas

9 feb 2010

Lost



He regresado a mi ciudad unas cuantas veces. Hay algo que nos atrae a nuestro hogar, a pesar de intentar cortar las cadenas, un campo electromagnético de gran fuerza que nos lleva de nuevo hasta el centro de todo. Hay algunas costantes: la ciudad misma, estática y a la vez cambiante, siempre en movimiento; mi gato, demasiado hablador en ocasiones, demasiado melancólico en otras; yo misma, que envejezco pero sólo para ser aún más yo. Hay muchas variables: todos ellos los personajes que se cruzan en esta pequeña historia. Me encontré de nuevo con Rafa, el de la librería, en un concierto, no me lo esperaba, con una chica, no era la misma de siempre, e hizo como que no me veía. No quise molestarlo, después de todo fui yo quien se largó sin despedirme. Al me comenta que la nueva moda en la ciudad son las relaciones superficiales, la gente hace como que tiene una relación para matar su soledad, para maquillar de humanidad el sexo de una noche. Cuando se lo cuento a mi gato, mi mira extrañado, su incomprensión hacia el mundo humano es cada día mayor, me dice. A mí me pasa lo mismo, respondo. Y decidimos pedir pizza para ver el nuevo capítulo de nuestra serie favorita. Quién me niega que esta ciudad no sea una isla.

4 feb 2010

Nuevos comienzos, regresos esperados

To A. For your support.

A veces una tiene la necesidad de aislarse, de huir, viajar, fingirse otra persona, o de no ser nadie, desaparecer. Pero inevitablemente una viaja con la maleta llena, por mucho que intente dejarlo todo atrás. Viajé a Estocolmo para encontrarme con el frío, el de verdad. Se me ocurrió vivir unos meses en Sao Paulo, buscando mis raices, pero allí nadie tiene memoria. Acabé en un pequeño pueblo costero de Sicilia, y me cansé de tanta luz.

Es entonces cuando suena el teléfono y una voz te recuerda y te dice "te echamos de menos", así en plurar, como siendo el portavoz de muchas voces anónimas y también de las conocidas. Nada más dulce que sentirse requerida. Nada como sentirse necesitada. No hay nada como regresar a Madriz y saber que aquí siempre estuvo mi casa.